24 de abril de 2009

¿QUIEN PONE BARRERAS A LA INCLUSIÓN?


Las personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA) pueden necesitar personas de apoyo para participar en la comunidad. Sabemos que es de gran utilidad el empleo de sistemas alternativos y aumentativos de comunicación y una estrategia de acompañamiento basada en el apoyo conductual positivo.

Teniendo en cuenta estas dos herramientas parece que necesitamos grandes especialistas para que las personas con autismo puedan salir simplemente al cine, a dar un paseo o a comprar. En esta idea hay mucho de cierto, pero en las manos de estos profesionales está la oportunidad de provocar un efecto multiplicador y de transmisión de estos conocimientos para que lo que puede parecer difícil y ajeno en un primer momento, se convierta luego en natural. Creemos que debemos analizar una vez más hasta qué punto somos las entidades las que ponemos las barreras.

La Asociación PAUTA ha dado grandes pasos hacia la inclusión favoreciendo que otras personas, ajenas al colectivo de la discapacidad, conozcan cómo son y que necesitan las personas con TEA y se posicionen hacia un espacio común para todos.

Queremos compartir con vosotros el testimonio de una profesora de informática que un buen día recibe a unos niños con autismo en su aula y tras dos años de actividad inclusiva se anima a escribir esta carta:

"A quien pueda interesar..........Soy Pilar Torrente Piera. Desde el año 2006 soy profesora de los cursos de informática infantil y de Adultos que se imparten el el Centro Cultural Antonio Machado del Ayuntamiento de Madrid (distrito de San Blas).

En ese mismo año se incorporaron a los grupos infantiles unos niños autistas de la Asociación PAUTA: Dani, Mateo, Guille y Quique, que asistían al aula acompañados de sus monitora/as.

Si bien en un primer momento la situación resultó desconcertante para todo el mundo (profesoras, niños y niñas), enseguida la relación de los lunes y miércoles comenzó a vivirse con normalidad, y ello por una sencilla razón nos íbamos conociendo. Los portazos o arrebatos dejaron de ser extraños por inexplicables, y comenzaron a ser entendidos como lo que eran, síntomas de malestar que además han ido desapareciendo con el tiempo y el trabajo de sus monitoras. Los niños y niñas a los que enseño informática ya no miran a sus compañeros autistas como a seres que les asustan porque no entienden sus manifestaciones o su silencio. Van aprendiendo a conocerlos. Pocas semanas despuésde nuestro primer encuentro, todos nos sentimos parte del mismo aula, y si Quique, Dani o Mateo no vienen a clase, el resto me pregunta por ellos.

Por parte de Quique, de Mateo y de Dani los avances son claros año tras año. Sucede cada vez con más frecuencia que se despistan de las tareas que están realizando con su monitora (quienes realizan un trabajo muy difícil y con una dedicación y profesionalidad admirables) porque SIENTEN CURIOSIDAD por lo que está sucediendo en los ordenadores de sus compañeros y compañeras. Lo he escrito en mayúsculas porque cualquier persona que se haya habituado a trabajar o estar con niños y niñas autistas sabrá el enorme valor que supone que otras personas y otras actividades despierten su curiosidad.

Celebramos varias fiestas al año con ocasión de las vacaciones o de algún cumpleaños. Todo el mundo aporta algo de comer, de beber o unos globos, incluidos ellos. Es fantástico verlos en esas fiestas fuera de la rigidez de las sillas y los ordenadores, mezclándose con el resto de niños y niñas, deambulando de aquí para allá y picoteando lo que se les antoja. hace un tiempo que Mateo comenzó a sonreir en esos eventos que al principio le asustaban, y así sabemos que le gustan esas fiestas.

Hablamos en voz alta y con discursos grandilocuentes de normalización e integración. He entendido desde mi práctica semanal en ese aula tan particular lo que significan esos conceptos, y que son solo una realidad cuando se trabaja para que sean una realidad, y no solo bellos ideales que no fructifican si no se los cuida a diario.

La integración no consiste sólo en que los niños autistas se integren en entornos normalizados. Significa que todos y todas nos debemos integrar en un todo social. Los autistas y los que no lo son, y eso pasa necesariamente por el conocimiento de los unos sobre los otros. Podemos dar charlas sobre el autismo en los colegios e institutos, en los centros culturales y en las asociaciones para que la población sepa lo que es. Pero solo desde la cotidianeidad se logra el verdadero conocimiento. Los niños y niñas de mi aula lo aprenden sin darse cuenta, y además se lo enseñan a sus padres, hermanas, amistades.

Guille, el cuarto de los niños, es ya un jovencito de diecisiete años, por lo que desde hace dos años participa en el grupo de adultos semanalmente. Ya desde el año pasado se habituó a saludar a todo el mundo cuando llega a clase. Uno por uno va saludando y luego se despide de igual manera cuando acaba la sesión. Interactúa. Pero además, los distintos alumnos adultos de estos dos años pasaron del estupor y desconcierto inicial a la aceptación y conocimiento en pocas semanas. Así que hablan con él, aun cuando Guille solo conteste con sus expresiones faciales o de manos. Lo entienden porque han podido aprender a conocerle y continúan hablándole, felicitándole por la alegría exultante que le produce la actividad, o animándole para calmarle si su humor no está muy bien ese día. De nuevo normalización e integración.

Me siento agradecida por el privilegio de estar participando en un proyecto como este. Si, por alguna razón el proyecto no continuase (me cuesta imaginar que eso pudiese suceder), sentiría que todos, absolutamente todos, estamos perdiendo.


En Madrid, a diecisiete de febrero de 2009

Pilar Torrente Piera

Profesora de Informática

Centro Cultural antonio Machado. Ayto de Madrid"



1 comentario:

  1. ¡Cuánta gente como Pilar nos hace falta! Enhorabuena a esta profesora de informática por su sensibilidad y su cariño. Ella lo expresa perfectamente: "Me siento agradecida por el privilegio de estar participando en un proyecto como éste". Esa es la clave para convencer al resto de la sociedad: no queremos favores; y es la gente la que pierde la oportunidad de conocer a chavales como Quique, Mateo y Dani.
    Muchos besos. Y enhorabuena a Javier por el blog!

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